Los
tuyos, los míos y los nuestros
Por: K
Por: K
Capítulo
2: E l l o s
Baekhyun era simplemente un genio, un maldito genio.
Se había encargado de que el sillón azul de JongIn y el suyo amarillo
sorprendentemente quedaran bien en un mismo espacio (cosa que él creía
imposible).Baek se había cansado de repetirle que era absolutamente posible,
pero no había podido callarlo hasta que al fin vio el resultado; el living se
veía perfecto.
—La chimenea se ve increíble —opinó con un brillo especial en los
ojos.
—Of course! —respondió
Baekhyun con su pésima pronunciación del inglés, agradeciendo mentalmente que
no estuviera ahí Kris, sino se burlaría cruelmente de él.
Adaptar el espacio a los muebles que la pareja de tortolos había
decidido conservar y a los que habían adquirido había sido relativamente fácil,
gracias a que, a diferencia del editor, JongIn era un bastardo con muy buen
gusto y había elegido todo con consciencia del estilo que quería lograr en el
apartamento.
—Probablemente si JongIn no hubiera intervenido, entonces todo el
apartamento habría terminado en color negro —bromeó Baekhyun para molestar al
dueño del lugar. No se cansaba de aconsejarle qué otros colores usar, todo para
que KyungSoo terminara pareciendo una maldita sombra.
—Muy gracioso, Baek —gruñó, maldiciéndolo un poco, aunque en el fondo
le agradecía, ya que el apartamento simplemente se veía perfecto.
Michael Haverland |
Para KyungSoo el lapso de “Hey, tenemos que reunirnos” -> “Hey,
les diré a mis amigos” -> “Hey, dicen que mañana” había pasado demasiado
rápido. Al fin era sábado y eso sólo significaba una cosa: JongIn conocería a
sus amigos.
En su mente todo terminaba en dos opciones:
a) Que JongIn lo dejara
b) El fin del mundo
Él, sinceramente, prefería la segunda.
Con mucho pesar se vistió con unos pantalones ajustados negros y una
camisa del mismo color, pero luego pensó en que si llegaba así tendría a Baekhyun
fregándole la existencia, por lo que mejor la cambió por una casi idéntica pero
en color blanco.
JongIn, por su parte, optó por vestir algo más… menos… cómo decirlo…
vestía un pantalón beige, un suéter gris sobre una camisa azul, y un saco tres
cuartos, azul también.
Kyung no lo decía, pero odiaba que con cualquier cosa se viera
perfecto.
—Soo… ¿en serio?
El mayor lo sabía, era la misma plática de siempre.
—Yo creo que se ve bien. —Se excusó.
—¡Por supuesto que se ve bien! —alegó el moreno, acercándose a él. —Tú
siempre te ves bien, pero deberías esforzarte un poco más. Es una reunión
importante, Soo, en un lugar importante —agregó, comenzando a quitarle la
camisa en un acto meramente inocente.
El aludido suspiró y se resignó. Al final sólo tuvo que cambiar su
camisa a una azul a cuadros y ponerse un saco gris (cuadros también), que la
verdad ni tan mal le iba.
Cuando al fin llegaron al lugar, el llamado D.O. estaba bastante
nervioso. Sus manos sudaban e insistía en ordenar su impecable peinado.
El restaurante al que llegaron era de renombre y tenía miedo de que
no se supieran comportar.
—Soo, he intentado no estar muy nervioso. —Le dijo Jong, mientras el
edecán los dirigía a su mesa, apartada del resto por cuatro paredes que
suponían no eran de concreto.
Ambos tomaron asiento y una vez el edecán se marchó comenzaron una
pequeña charla para calmar el ambiente y así poder esperar.
El primero en llegar, para suerte (o desdicha) de ambos, fue
BaekHyun; vestía unos pantalones de vestir ajustados de una tela ‘como
brillosa’, una playera gris con la inscripción “What do you want to repair?” y un saco gris con mangas de
imitación piel.
La verdad es que venía con la intención de lucirse, pues sabía
perfectamente que D.O. no guardaba ninguna esperanza para con él.
Con un caminar elegante y una sonrisa de infarto saludó al que en
secreto llamaba cuñado, para después
saludar a su compañero de trabajo y luego sentarse con modestia y porte.
KyungSoo, al ver esto, pudo respirar. JongIn no había convivido con
su amigo lo suficiente como para conocer su verdadera personalidad, por lo que
por el momento, todo iba bien.
Afortunadamente Baekhyun, debido a su trabajo, sabía de temas
suficientes como para no quedar como un retardado y así hacer tiempo mientras
llegaba el resto.
Supo mantener una plática bastante decente con el bailarín y
este quedó con una grata impresión.
El segundo (segundos) en llegar fue un gran alivio para Baek, ya que
se le estaban acabando las palabras. JongIn se puso de pie para recibir a sus
amigos y de inmediato presentarles a su pareja.
—KyungSoo, ellos son JongDae y ChanYeol —sonrió. Los aludidos se
acercaron al editor y realizaron un par de reverencias.
Antes de que pudieran decir cualquier cosa, el resto fue llegando, uno
por uno, hasta que en total había nueve personas a la mesa.
KyungSoo y JongIn se miraron y se sonrieron nerviosos.
Hasta ese momento sus
familiares habían sabido comportarse, presentándose cómodamente y
sentándose con modales más que practicados.
Ambos grupos de amigos habían sido amenazados, por ello sentían que
debían de cumplir o al día siguiente su nombre estaría en las noticias,
reportados como ‘desaparecidos’.
Después de presentados, los amigos de JongIn y él comenzaron una
pequeña charla en voz baja, por lo que D.O. se vio en libertad de hacer lo
mismo.
—¿Y Kris? —preguntó a BaekHyun y JoonMyun. Ambos negaron en señal de
no tener idea de su paradero.
—¿Entonces deberíamos ordenar? —JongIn se hizo oír entre los
presentes, todos sonreían tan forzadamente que casi hace que Kyung sienta pena
por ellos.
—Claro… yo… Él es JoonMyun —presentó a su amigo, el único que faltaba
por ser presentado. Estaba por agregar cualquier dato extra cuando una persona
entró corriendo como alma que llevaba el diablo; alto, rubio.
KyungSoo casi pudo ver en cámara lenta cómo comenzaba a correr
alrededor de la mesa –y de todos – siendo perseguido por una mujer de un cuerpo
envidiable y con el cabello tan rojo como Little
mermeid.
—Y él es Kris —suspiró, totalmente derrotado.
El rubio dio tres vueltas más a la mesa y luego con ayuda de una
silla, subió a la misma, haciendo que todos se levantaran de inmediato, creando
un gran estruendo al arrastrar sus asientos.
—¡Te digo que no, carajo! —gritó el doctor, intentando con un pie
alejar a la chica.
—¡No, Wu Yi Fan! ¡Esta vez me la pagas!
—Y ella es su novia —sonrió, como si todo fuera bien en la vida.
—¡Imbécil! —Todos escucharon cómo otra chica pelinegra, gritando a
viva voz llegaba al lugar.
¿Y el edecán? ¿Y los camareros? ¡¿Dónde estaba la maldita seguridad?!
—Y ella es su otra novia —agregó, llevando su mano derecha a
acariciarse el entrecejo.
La segunda mujer no perdió el tiempo y quitándose la zapatilla con
destreza, se la lanzó a Kris directo a la cabeza, y ya se imaginarán, como el
alto estaba en un solo pie terminó cayendo de la mesa al suelo, donde ambas
chicas se lanzaron sobre él de inmediato.
BaekHyun pudo jurar haber visto un tic en el ojo izquierdo del
editor, pero prefirió no emitir palabra.
Si eso había hecho Kris al llegar, no quería ver la gran entrada que
daría Oh Se Hoon.
***
KyungSoo inhaló y exhaló profundo. JongIn se desabrochó el primer
botón de la camisa para así poder respirar con más normalidad.
Diez personas entraron en el apartamento y tomaron asiento en los
sillones del living.
—El lugar es muy bonito —opinó Kris. BaekHyun intentó reprimir una
carcajada cubriendo sus labios y KyungSoo lo fulminó con la mirada.
¿Cómo que el lugar era bonito? Si él no hubiera hecho su espectacular
entrada no tendrían por qué estar ahí en primer lugar.
—Gracias —sonrió JongIn lo mejor que pudo. Gracias a él los habían
vetado de su restaurante favorito. —¿Nos… permiten un momento?
Los ocho hombres asintieron, dejando que la pareja se alejara un poco
al área de la cocina.
Michael Haverland |
Un silencio se instaló entre ellos, hasta que uno de los amigos del
moreno tomó la palabra.
—¿Entonces estás soltero? —preguntó a modo de burla.
Kris sonrió, por lo que el resto se vio en el derecho de reír.
—No sabía que ambas se encontrarían ahí. —Se excusó.
El ambiente se hizo notoriamente más ligero, por lo que todos
sintieron que al fin podían respirar.
La verdad es que para ellos también era difícil.
Primero resultó que eran una vergüenza para sus amigos. Segundo los
amenazaron para “comportarse”. Tenían el miedo constante de que si respiraban,
lo estarían haciendo mal. ¿Acaso debían levantar el maldito meñique para
inhalar y exhalar oxígeno adecuadamente?
Se comprendieron. Sus sonrisas eran de empatía.
—La verdad es que KyungSoo ni es tan normal. —Se mofó BaekHyun.
—Yo ni quería venir —aportó YiXing.
Todos asintieron, aceptando los comentarios.
Había alguien en el mundo que comprendía su sufrimiento, que los
entendía. No estaban solos en el planeta.
Vale, tal vez estaban siendo un poquito dramáticos. Cada uno estaba
consciente de qué grado ocupaban en la escala weird, pero también estaban conscientes de que si Kai y D.O. eran
sus amigos, era por algo.
Frente a la cocineta, KyungSoo se había deshecho en disculpas para
con JongIn. Hablaron sobre qué harían ahora que los ocho estaban en su
apartamento y se pusieron de acuerdo para intentar que todo fuera normal.
—Prepararemos algo de comer nosotros mismos ya que estamos aquí. —Hizo
saber D.O., cuando se acercaron a ellos nuevamente.
Vio que todos sonreían y eso le hizo hervir la sangre. Todo estaba
saliendo mal, pero ellos sonreían.
El que había identificado como ChanYeol, un chico alto y de orejas
grandes que no necesitaba emitir una palabra para demostrar cuán raro podría
llegar a ser, se puso de pie.
—Yo ayudo —sonrió, mostrando una blanca y perfecta dentadura.
KyungSoo en realidad no creía que hubiera alguien más alto que Kris,
o tal vez sería por su delgado cuerpo, pero el chico lucía tan alto en
comparación a él mismo.
JongIn, KyungSoo, ChanYeol y JongDae (que no recordaba se hubiera
ofrecido) se dirigieron al área de la cocina y bajo las indicaciones de D.O.
comenzaron a cocinar.
ChanYeol y JongDae se quitaron los sacos que llevaban y en cambio se
pusieron un par de delantales que Kyung tenía por ahí. JongIn parecía vigilar
cada movimiento que hacían pero ellos no le prestaban la más mínima atención,
sino que se susurraban cosas entre ellos y luego soltaban risitas ahogadas.
—Esos dos son inseparables. —Le informó, o más bien le advirtió.
Despistadamente y aprovechándose de que los dueños de la casa
parecían muy ocupados secreteándose entre ellos, Kris se levantó y comenzó a
subir las escaleras del apartamento de manera casual.
—No deberías —habló MinSeok, amigo de JongIn.
BaekHyun rodó lo ojos y susurró un quedo “aguafiestas”, para luego
seguir al que recién se había quedado en la soltería.
Si de la pequeña familia de KyungSoo (conformada por él, BaekHyun,
Kris, SuHo y recientemente el pequeño SeHun) había alguien sensato, entonces
ese era SuHo. Ese hombre es el que intentaba poner el orden y hacer las cosas
decentemente. Por ello se puso de pie y, acomodándose el saco, comenzó a subir
las escaleras detrás de ellos.
BaekHyun no era tonto, sabía que la realidad era que SuHo tenía
curiosidad por el piso de arriba, pero frente al resto intentaba disimular
susurrándoles cosas como “Vengan aquí” y “No suban allá”.
En el living quedaron MinSeok, LuHan y Lay. Ambos se conocían desde
el tiempo suficiente como para que no les pareciera sorpresa cuando los tres se
pararon cual resortes para también dirigirse a la segunda parte del lugar.
Michael Haverland |
Lo primero que notaron fue a Kris sentado en un cocoon hanging chair rogándole a BaekHyun que le diera vueltas.
Kris era una persona contrastante.
Cuando había entrado corriendo en el restaurante a todos les había
parecido un desquiciado, sin embargo, en el transcurso del camino al apartamento,
el doctor había mantenido un semblante serio; ceño ligeramente fruncido, ojos
juzgadores, labios en una fina línea y postura perfecta. Se volvía difícil
pensar en él mismo como una sola persona. Si MinSeok no hubiera presenciado él
mismo el cambio, sino ambas facetas por separado, entonces hubiera jurado que
eran personas totalmente distintas.
Y ahí estaba, un cirujano talentoso y apuesto, vestido con un traje gris
que gritaba “Cuesto lo que tú ganas en un año”, sobre una silla colgante
pidiendo desesperadamente “le dieran vueltas”.
Y luego estaba el chico que entre risas comenzó a darle vueltas, el
tal BaekHyun.
MinSeok lo recordaba de hace un par de años, del evento cultural de
la escuela en la que él trabajaba junto con Kai. Parecía un buen chico, MinSeok
le calculaba unos 24, 25 años. Su sonrisa formaba un rectángulo casi perfecto,
finas líneas de expresión se dibujaban alrededor de sus ojos, que se formaban
en medias lunas. Su cabello era castaño y ordenado, enmarcando perfectamente
sus rasgos.
¿Por qué carajos los amigos de KyungSoo parecían haber salido de la
maldita televisión?
Incluso ese tal JoonMyun con ese ridículo corbatín azul, que parecía
más interesado en el paisaje a través de los ventanales que en hacer lo que se
supone había ido hacer.
—Qué envidia —murmuró LuHan, sentándose en el sofá azul frente a
Kris, quien mareado, pateó a BaekHyun para que dejara de moverlo.
El lugar era más que idílico para los presentes.
MinSeok y YiXing fueron a sentarse al lado de LuHan, sintiendo casi
pena del sofá. Ellos lo conocían, ese junto con el de abajo estaban en el
departamento de soltero de Kai, sin embargo en esa sala se veían increíble.
—Entonces… ¿conocen de hace mucho a JongIn? —preguntó JoonMyun,
caminando de una de las ventanas al sofá, observando que el periodista entre
quejidos se iba a hurgar la mini nevera en una esquina de la sala.
Todos sabían que no sería la última vez que se encontraran, y entre
más pronto se sintieran cómodos los unos con los otros, mejor.
—Lo suficiente —respondió LuHan, esbozando una media sonrisa—. Es un
muy buen chico, si es lo que les preocupa.
—¿Lo conociste en la escuela?
MinSeok dejó escapar una risa y LuHan sólo lo miró mal.
—No… yo soy un poco mayor que él.
Si los cálculos de SuHo no fallaban, JongIn tendría un par de años
menos que BaekHyun (quien por cierto ya se había adueñado de una lata de café
helado), por lo que le supuso la misma edad a LuHan.
—¿24, 25? —preguntó, aunque pensando en que se veía más joven que
eso.
El interrogado sólo pudo mostrar una linda sonrisa (libre de marcas
de expresión) cuando MinSeok comenzó a reír otra vez e intervino:
—Qué va, si este hyung ya va para los 30.
Byun Baek Hyun escupió el gran trago de café que había dado,
ensuciando horriblemente la alfombra beige sobre la cual descansaba el sofá
azul.
Todos se miraron entrando en pánico y se levantaron como si les
hubieran puesto un resorte en el trasero. Uno por uno –y lentamente – fueron
bajando las escaleras como si nada hubiera pasado, hasta que todos estuvieron
en su lugar inicial -en el living sobre los sillones-.
KyungSoo no era supersticioso, pero él no recordaba esa grieta en la
arrocera. A paso rápido fue a echar un vistazo al living, donde los ocho chicos
–justo donde los había dejado – le dedicaron una bonita sonrisa.
—¿Necesitas ayuda, Kyunggie? —ofreció BaekHyun, poniéndose de pie
como si de verdad tuviera le intención de ir ayudar, pero el aludido negó un
poco contrariado y regresó a la cocina.
Tal vez si KyungSoo no hubiera estado tan ‘en pánico’ se hubiera dado
cuenta de que alguien faltaba en la imagen.
El castaño volvió a tomar asiento y suspiró. Él no tenía la culpa de
que LuHan pareciera un jovenzuelo cualquiera.
—¿Y Kris? —preguntó luego de unos segundos de silencio. Todos miraron
a su lado, como buscándolo. Al ver que obviamente no estaba ahí volvieron a
subir, encontrándose con que –al haber subido los pies y a su altura– el alto
se había atorado debido a la forma esférica de la silla colgante.
Suho y Baek de inmediato lo tomaron cada uno de un brazo y comenzaron
a jalarlo, pero como la silla sólo se sujetaba con una cadena, también se movía
en reacción. YiXing y MinSeok decidieron que así nunca lograrían nada, así que
pidieron que jalaran al doctor mientras ellos sostenían la silla.
Un intento. Dos intentos, pero Kris no salía.
—Te quedarás ahí para siempre —insinuó BaekHyun, aun jalando.
Entre tanto jaleo y jaleo los cabellos del alto se desordenaron un
poco, así que empezó a removerse él mismo para salir lo antes posible y poder
aplacarse el pelo. Lo que no se esperaban es que la cadena no sería tan fuerte
como para soportar tanto movimiento.
Cuando menos se habían dado cuenta, la silla ya no estaba sujeta de
la cadena, sino que ésta estaba en el suelo, junto con Kris…
MinSeok pensó que esa sería una larga velada.
Notas finales:
Las imágenes son de un loft en New York con decoración de Michael Haverland.
Espero que les haya gustado. Aunque ahora parece algo muy ligero, luego irán entrando cosas serias. Gracias por leer.